Jack Trout, el experto en estrategia competitiva más reconocido del mundo, y Raúl Peralba, especialista en posicionamiento estratégico e ingeniería de marcas, nos cuentan los secretos de la globalización.
Parece claro que la recuperación económica de España pasará por mejorar su competitividad internacional. Necesita aumentar y ampliar su influencia en el mundo. Pero después de la crisis que comenzó en 2007, la forma de hacer negocios nunca volverá a ser como antes.
La tecnología ha hecho del intercambio global de mercancías, servicios y capitales una obligación ineludible. Más que de exportar o internacionalizarse, se trata de buscar los negocios allí donde estén y adaptarse a las condiciones locales e implantarse.
Por tanto es hora de que los líderes empresariales y políticos españoles, incluso los ciudadanos de a pie, se desprendan de esa actitud provinciana que tanto ha condicionado nuestras relaciones internacionales y abran la mente.
Si bien hoy ya tenemos sectores y empresas que lo han aplicado muy bien; son pocos todavía, y falta hábito y consolidación. Conviene entender con claridad y aplicar con eficacia las variables que influyen en el éxito de la gestión global para no quedar al margen.
1. La globalización no tiene ideología política: si el negocio interesa no importa la ideología. A pesar de sus ataques verbales a EE UU, Chávez y Maduro han mantenido las 6.000 gasolineras (Citgo) que Petróleos de Venezuela tiene en el país de Satanás. China que no destaca por su respeto a los derechos humanos; es un país al que muchos quieren llegar y del que se aceptan inversiones con agrado.
2. La globalización no tiene religión: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, un buen consejo. La mezcla es mala para los negocios, genera inestabilidad y los negocios no van a entornos inestables. Medio Oriente o Afganistán son buenos ejemplos.
3. La globalización también necesita infraestructuras: aunque parece que hoy los negocios se basan en nuevas tecnologías, telecomunicaciones, fuentes de energía y sistemas de distribución, los países que no dispongan de infraestructuras básicas no atraerán inversores ni talento; hacen falta para dar soporte. España las tiene y su posición geográfica es privilegiada.
4. La globalización se basa en mercados libres: los países que no respetan esta regla ponen en riesgo su desarrollo económico y el bienestar de sus ciudadanos. Cuba y Corea del Norte, incluso Venezuela, son ejemplos. Por el contrario, China, en lo que a negocios se refiere, respeta bastante las reglas del libre mercado (mientras no interfieran en lo político…). Aunque cuidado con el libre mercado, que a veces está limitado por intereses nacionales.
5. La globalización es super-hipercompetitiva: el mundo es un pueblo en el que “todo el mundo le quiere quitar los negocios a todo el mundo en todo el mundo”. Los ganadores serán los países y empresas que sepan competir mejor, evitando las fortalezas de sus competidores y sacando ventajas de sus debilidades. Lo errores son muy caros. Aunque esperemos que esta pandemia sea erradicada pronto, conviene recordar que la corrupción condiciona la competitividad, por tanto, ojo avizor.
6. La globalización necesita un liderazgo muy flexible y profesional: hay que tener claro qué hacer y hacerlo rápido y bien. Evitar el provincianismo y el ego patriotero. Hoy no se puede exportar e imponer el estilo de hacer negocios. Hay que liderar los emprendimientos adaptándose a la capacidad propia y a las circunstancias e idiosincracia del mercado al que se aspira.
Los gestores deben ser personas con gran inteligencia emocional y capacidad de comunicación directa. En España hay que cambiar el amiguismo por el mérito y la capacidad y ¡mejorar en idiomas! Muchas empresas españolas ocupan primeros puestos en muchos rankings.
Extraído de Cinco Días Digital. Ver noticia completa aquí