En los últimos años el acceso de mujeres a puestos directivos, sobre todo en áreas de Marketing, se ha multiplicado, y estudios de consultoras del nivel de Mackenzie han demostrado que las empresas que tienen mujeres al frente aumentan su rentabilidad.
Es algo comprensible, si tiene en cuenta que el ochenta por ciento de las compras mundiales las realizan las féminas. Sin embargo, un estudio de Randstad concluye que la mujer está mejor formada que el hombre pero accede a menos puestos, de menor cualificación y con un salario más bajo. En los últimos años el nivel de preparación de las mujeres se ha equiparado al del género masculino y en muchos ámbitos han sido superados. Dispóngase a reivindicarlo.
La profesionalidad no tiene sexo, o al menos así debiera ser, pero lo cierto es que en muchas ocasiones sí lo tiene. La mujer tiene un coste muy alto, no sólo profesional sino también personal, y las empresas deben asumirlo, ya que el colectivo femenino supone el mercado emergente más importante del planeta: dos veces china e India juntas. Sí está cansada de permanecer en un segundo plano, demuéstrele a su empresa por qué fue usted la elegida, por qué es idónea para un puesto de responsabilidad y las gratificaciones que el liderazgo en femenino podría reportarles.
- Históricamente, las empresas han sido organizadas y dirigidas por hombres con un estilo más bien jerárquico. Pero los tiempos cambian, hay que reinventarse y apostar por un sistema de trabajo que favorezca la comunicación, la confianza y la diversidad. Haga ver a su empresa que apostar por el liderazgo en femenino es apostar por el diálogo, la tolerancia, el trabajo en equipo y un ambiente positivo que potencian la innovación y la creatividad.
- Aproveche los manidos tópicos existentes sobre el sexo femenino en su favor. Las mujeres son más intuitivas y tienen una mejor habilidad para el lenguaje, esto le ayudará a desenvolverse con más soltura en el mundo empresarial. Además, está demostrado que cuentan con más capacidad de empatía, de recuperación y de flexibilidad, por lo que será capaz de crear un equipo de trabajo participativo en el que enseñar lo que se debe hacer y cómo hacerlo.
- Los expertos señalan que a la hora de tomar decisiones las mujeres emplean la cabeza, pero también el corazón, y cuando están al frente de una empresa o un equipo, facilitan la gestión y libre circulación de la información. Ganan en motivaciones, sentimiento de pertenencia e involucración, lo que puede traducirse en una mayor creatividad.
- A la hora de negociar, la mujer es más reticente a tomar decisiones hasta considerar que cuenta con toda la información necesaria, lo que disminuye los errores en la toma de decisiones y favorece la competitividad en el mercado.