Con la nueva ley de sanidad, en la que los médicos deberán recetar los medicamentos genéricos y con la que los farmacéuticos están obligados a venderte el más económico de todos, las marcas comerciales se han visto obligadas lógicamente a bajar e igualar sus precios si quieren vender sus productos.
Todo esto está fenomenal, pero implantar este sistema está siendo un verdadero caos; y no solo para las personas mayores, quienes van con sus recetas y se encuentran con “si esas no son sus pastillas, que las suyas son rojas y no blancas, u ovaladas y no redondas….” sino para aquellas medicaciones, muchas de ellas caras a pesar de estar subvencionadas por la Seguridad Social, y con las que te encuentras con el problema de que en la farmacia no pueden vendértela porque le salta como que existe un producto genérico con ese principio activo nuevo, pero resulta que todavía no está comercializado y no pueden servírtela.
Si lo quieres es porque te urge y lo necesitas, como le ha sucedido a mucha gente. O lo compras a precio real de la marca comercial porque el Insalud ya no lo cubre o a ver qué haces.
¡Realmente es un auténtico desastre! Y no me estoy refiriendo a la nueva Ley, que me parece muy positiva, sino a la mala implantación de dicha ley en el mercado español, a su mala información (como por ejemplo a la tercera edad), poca previsión,… estamos ante un claro ejemplo de mala comunicación, ya que se ha enviado al mercado un mensaje importante, dirigido a un amplio colectivo y totalmente confuso. Los organismos oficiales deberían de ser modelos de comunicación eficaz y eficiente. Medios creo que tienen.