El Banco de España ha anunciado una reclasificación del concepto de pyme, argumentando que deberíamos converger con Europa en esta clasificación. Al igual que otros estamentos públicos, se olvida de la realidad de nuestro panorama empresarial nada tiene que ver con el de los países del centro o norte de Europa.
Nuestra fragmentación en pequeñas unidades de negocio es mayor que la de nuestros vecinos europeos, por tanto, las reglas del juego tienen que tener diferentes. Abogar por un mayor crecimiento de las pymes y fomentar las fusiones y adquisiciones en este segmento de empresas es necesario, pero con la precaución de no dañar al segmento de los más pequeños tomando medidas que puedan perjudicarles.
En las últimas semanas, tanto el ministro De Guindos como el Banco de España, con respecto a este cambio en la clasificación por facturación, número de empleados y total de activos de las pymes, han transmitido que el objetivo es hacer fluir el crédito a las pymes, pero todo apunta que se puede causar un empeoramiento de acceso al crédito a las más pequeñas y facilitárselo a las medianas.
Si antes para un préstamo a una empresa con una cifra de negocio de menos de 5,7 millones de euros, la entidad financiera provisionaba el 75%, ahora seguirá provisionando lo mismo. Con esta modificación, una empresa de 50 millones de euros, ahora provisionará el 75% también, mientras que antes tenía que provisionar el 100%. Reflexionemos para entender el perjuicio de esta medida. ¿A quién daría usted un préstamo, a una persona que tiene unos ingresos anuales de 5.000 euros o una persona que tuviese unos ingresos anuales de 500.000 euros? ¿Elegiría usted a una persona que tuviese activos (casas por ejemplo) por valor de 3 millones de euros o a una persona que tuviese esos mismos activos por valor de 43 millones de euros?
Las entidades financieras antes podían ver más atractivo un pequeño negocio de dos millones de euros de facturación que tuviese una buena clasificación crediticia, por esa menor provisión. Ahora, ante la escasez de crédito demostrada, si provisionan lo mismo los pequeños que medianos, las entidades se inclinarán por prestar a los más grandes dentro del segmento pyme.
Si el Banco de España quiere hacer fluir el crédito a las pymes, podrían prestar más atención a otros aspectos del funcionamiento del sistema financiero que sí perjudican a las pymes. Un ejemplo es el llamado RAI, Registro de aceptaciones impagadas. Nuestras entidades financieras mantienen, sin ningún estupor, una asociación opaca y que suele entrar en colisión con los derechos fundamentales, como es el Centro de Cooperación Interbancaria: una organización que gestiona la información de impagos de operaciones de personas jurídicas en efectos, pagarés, cheques, etc.
Aun estando a favor de que existan estos ficheros que faciliten distinguir entre buenos y malos pagadores, y así las entidades financieras puedan acometer un estudio del riesgo más severo y realista, la indefensión de las pymes ante el RAI es igual que la que sufrían los particulares, personas físicas y por eso debería ser de aplicación la sentencia de 27 de septiembre de 2007 de la Audiencia Nacional, por la que se ratificó la resolución del Tribunal de la competencia del año 2005, instando al cese de la actividad de este registro.
Principios básicos de derecho, como la información previa al afectado antes de la publicación de un impago o algo tan simple como mecanismos informatizados ágiles en la comunicación y tramitación de errores, sometidos a una regulación, serían suficientes para hacer del RAI un elemento útil a entidades financieras y pymes. Es tal el abuso de este registro que hasta para conocer si tu pyme está en él o no tienes que pagarle una cantidad a sus gestores. Un simple error que alguien maneja libremente sin mecanismos ágiles y fuera de todo marco regulador puede dejar sin financiación a una pyme o aumentar el precio de la misma, dado que el rating de ésta se verá muy afectado.
Tanto el gobierno como el Banco de España parecen poner foco en la comunicación en que su interés es hacer fluir el crédito a las pymes. Los buenos empresarios de pymes no queremos que obliguen a las entidades financieras a darnos crédito, simplemente con que el Banco de España cumpliera con sus funciones sería suficiente ayuda.
Miguel Ángel Robles es presidente de Iniciativa Pymes y autor de ‘I Love My Pyme’