Esta semana os ofrecemos como Marketing Estratégico el Decálogo de la Sabiduría, extraído del libro de Enrique Rojas “No te rindas”. Una serie de consejos para aprender mejor sobre uno mismo y sobre cómo enfrentarse al día a día.
I. Sé sencillo, no simple. Tendemos a confundir ambos términos, pero sencillo es aquel con la cabeza bien ordenada que hace que las cosas sean más fáciles, mientras que el simple es quien pretende reducir un tema complicado a dos palabras.
II. Trabaja la inteligencia práctica. Es la que nos permite afrontar los pequeños y grandes problemas del día a día, una llave que abre la puerta a soluciones imaginativas y adaptadas a cada situación.
III. Implanta buenos hábitos en tu vida. Son la clave del éxito y de la felicidad. Estudiar nuestro comportamiento y mejorar en aquellos aspectos en los que cojeamos nos ayuda a dejar atrás viejos problemas para abrir nuevos horizontes.
IV. Disfruta de la soledad y encuéntrate a ti mismo. Con mesura y en las circunstancias adecuadas, estar solos con nosotros mismo es una oportunidad para el crecimiento interior y la creatividad.
V. Busca los remedios en tu espacio interior. Un poco de introspección cada día ayuda a entender hacia dónde nos dirigimos y cómo podemos mejorar nuestras relaciones afectivas. La soledad no está reñida con la familia y los amigos.
VI. Filtra la información que te interesa. En la actualidad nos vemos tan sobrecargados por la cantidad de estímulos que corremos el riesgo de no poder procesarla. Aprender con entrenamiento a echar fuera de tu mente pensamientos parásitos negativos.
VII. Ocúpate de lo importante antes de lo urgente. Si analizamos qué es lo que realmente necesitamos y nos interesa, sabremos fijar nuestras prioridades y no perderemos el tiempo en la trampa de lo inmediato.
VIII. Mejora tu capacidad de atención. El secreto es centrarnos en una sola tarea en cada momento. Dispersarnos en muchas microtareas simultáneas produce fatiga, eleva la ansiedad y reduce la productividad y la eficacia.
IX. Expresa tus emociones abiertamente. Demuestra lo que sientes, aprende a dar las gracias y a pedir lo que necesitas. Escucha sin filtros y explícate. Practica una comunicación sana y enriquecedora. Pero no olvides que pueden convivir la prudencia con la audacia.
X. Practica la biblioterapia. Leer libros con historias inspiradoras y experiencias vitales que entrañen valores esenciales estimula nuestra comprensión, empatía y capacidad de superación. Pocos libros, buenos y bien seleccionados.