Beneficios de la Hoja de Ruta

La actual dinámica del mercado demanda decisiones cada vez más flexibles en busca de la competitividad, pero sólo aquellos que trabajen con una estrategia definida y adaptada a la realidad del momento pueden reaccionar con la rapidez y resolución que el mercado exige. La Hoja de Ruta se adapta a los requerimeintos de la empresa de hoy.

Descubramos la utilidad de la Hoja de Ruta

Cada vez más empresas e instituciones apuestan por el desarrollo de modelos más rápidos de estrategia y acción, con la Hoja de Ruta como herramienta elegida en detrimento del tradicional Plan de Marketing, una herramienta más rígida y, quizá, menos operativa para estos tiempos de cambios inmediatos.

En la Hoja de Ruta se establece a grandes rasgos la secuencia de etapas para alcanzar los objetivos marcados, destaca por exponer sus contenidos de una forma gráfica, rápida y esquemática, especificando los plazos y recursos necesarios para una mayor operatividad. Suele entenderse como un plan de acción a corto, medio y largo plazo con carácter general que complementa los objetivos estratégicos a objetivos más tangibles y alcanzables. Desglosa, pero sin desarrollar en una primera fase, pequeños planes de acción más concretos, donde ya se especificarán líneas de actuación más detalladas. Es por ello una herramienta que ha venido utilizándose por Gobiernos e Instituciones para sus estrategias de desarrollo y promoción, pero cada vez se está implantando más en el ámbito empresarial, así como en otras áreas sociales.

La Hoja de Ruta debe de servir de base a la empresa para saber dónde está y qué debe de hacer para llegar a donde quiere llegar. Todo ello en base a definir sus objetivos, así como ofrecer unas líneas estratégicas claras para el desarrollo de los distintos procesos en aras de alcanzar realmente esos objetivos.

La rigurosidad es una condición necesaria para su validez. En primer lugar, hay que partir de la situación real de la empresa, sin medias verdades ni tapujos, y compararla con la del mercado en general y con la de nuestra competencia más directa. Tenemos que enfrentarnos con claridad a los desequilibrios y saber aprovechar las fortalezas actuales para que nuestra Hoja de Ruta se adapte a nuestras necesidades reales.

En segundo término, hay que definir los objetivos de una forma clara, concisa y directa. Una vez marcados, hay que diseñar las líneas estratégicas específicas, mostrando las etapas a seguir de forma ordenada y estableciendo prioridades. Estas líneas de actuación se desarrollan posteriormente en diferentes planes de acción.

Debemos, por tanto, ser conscientes que el mercado ha evolucionado y la empresa no puede permanecer ajena a ello, ya que dejaría de estar muy pronto en la mente del cliente. Nos encontramos en una etapa en la que si queremos conectar con el consumidor, hay que adaptarse al management del
siglo XXI y ofrecerle algo más que un mero mensaje comercial y la Hoja de Ruta nos marcará el camino del éxito.

 

Rafael Muñiz González
@rafaelmunizg
Director General  de RMG www.rmg.es
Consultora de Marketing Estratégico
Profesor de la Escuela de Negocios CEF
y de la Universidad a Distancia de Madrid UDIMA