Una filosofía para dignificar el periodismo

Muchos especialistas admiten que el periodismo esta atravesando una de sus mayores crisis. Desde Foromarketing queremos aportar una visión de cuál podría ser la filosofía del profesional de los medios y esperamos que ayude a los periodistas, grandes garantes del desarrollo de una sociedad libre y justa.

Este decálogo pretende ser un compendio de las bondades y facetas a desarrollar por parte de los periodistas, ya trabajen en un gran medio, los menos, o en publicaciones más modestas.

1. Talento Natural. Su pluma narra historias y sucesos, describe y denuncia situaciones, con facilidad y sobriedad, engarzando las palabras con un estilo propio e irrepetible.

2. Intuición. Llámese instinto, olfato, su dimensión más animal e inefable, es capaz de rastrear pistas y tendencias ocultas para los demás.

3. Vocación. Pasión por su trabajo, gusto por la tarea. Las fronteras ocio-negocio se difuminan en una agenda que rezuma complicidad y sentido.

4. Conocimientos. Sin preparación y profesionalidad, los distintos canales de información y comunicación son proclives a la demagogia, el tremendismo y la temeridad, tics típicos de personas ignorantes e inseguras.

5. Curiosidad. La pregunta es su muleta, y la escucha atenta y empática, la actitud vital que mantiene la frescura e intensidad de una mirada despierta.

6. Predisposición al riesgo. Espíritu aventurero, personalidad heterodoxa, escéptico de certezas obsoletas, se mueve cómodo en la incertidumbre de un cambio seguro.

7. Equipo. Con un acusado sentido de la propiedad y responsabilidad de su carrera, es consciente que sólo no puede, que el equipo le arropa y permite romper sus límites.

8. Método, organización, paciencia. Disciplina y buenos hábitos alumbran la magia y creatividad de un artículo inolvidable. No hay investigación rigurosa que pueda cuajar, reportaje serio que retrate fielmente la realidad objeto de estudio, si el tiempo es el enemigo.

9. Integridad moral. Valor que preserva su independencia y permite relativizar casi todo. En la vorágine de la calle, cambia de ideas como de traje, pero sus raíces y principios filosóficos no se tocan. Son su brújula interior.

10. Por último, aunque no se estile, humildad. Egos narcisistas encantados de conocerse serán desbordados e ignorados por una ciudadanía más crítica y menos manipulable. La vastedad y dinamismo de una realidad intrincada precisa una mentalidad valiente y humilde que reconoce errores, y que se vuelca en un continuo proceso de reconversión y aprendizaje personal.