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El 71% de los casi 4 millones de usuarios analizados, se autocensuró al menos un post o un comentario
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Facebook entiende que nos hemos autocensurado.
Un estudio capitaneado por Facebook junto a la Universidad Carnegie Mellon cuantificó de manera inédita la importancia que otorgamos al re-pensamiento. Es decir, a la lectura interna que cada uno de nosotros realizamos ante la ocasión de compartir un post en redes sociales.
Ya anteriormente se había analizado este tema a muy pequeña escala con 18 personas, solo que en el estudio del que hablamos, la muestra a la que accedieron los expertos fue de millones de usuarios. Los datos hablan solos. Un tercio de las nuevas entradas de Facebook no llegan a ver la luz.
Un tercio de las nuevas entradas de Facebook no llegan a ver la luz. Clic para tuitear
De hecho, el estudio expuso que el 71% de los casi 4 millones de usuarios analizados, se autocensuró al menos un post o un comentario a lo largo de los 17 días que duró el análisis. Lo más censurado fueron los post, (un 33%) en mayor medida que los comentarios (13%).
También cuestión de género existen diferencias. Los hombres tienen a cortarse más a la hora de publicar entradas (un 26% más), especialmente si la audiencia en la que se desenvuelve es mayoritariamente masculina. En cambio, si el público que observa es de diversas edades, género y afiliación política, la autocensura disminuye.
También influye, según el estudio, la veteranía en la red social: los que llevan más tiempo en Facebook se sienten menos presionados para publicar sus post que quienes eran nuevos, aunque con los comentarios ocurría justo lo contrario.
Los que llevan más tiempo en Facebook se sienten menos presionados para publicar. Clic para tuitear
¿Y cómo es posible medir esta autocensura? Sencillo. Si transcurridos diez minutos después de escribir una frase con más de cinco caracteres decidimos no compartirla, Facebook entenderá que nos hemos autocensurado.
No obstante, pensar dos veces y hasta tres lo que vamos a soltar en Facebook puede evitarnos algún que otro problema, pero también modifica el objetivo de la red social, que es el de socializar y generar interacción. Es más, si todos adoptáramos la actitud recatada y excesivamente cauta de no compartir opiniones, esto terminaría con la pluralidad que ofrece Facebook.
Para la empresa de Zuckerberg esto podría ser desastroso para su negocio, porque perderían la oportunidad de poder ofrecer detalladas segmentaciones de público a cada frase que teclean sus usuarios para vender su publicidad.
Por eso en Facebook se afanan por entender qué le ocurre a sus usuarios para frenarse ante una publicación. En líneas generales, el usuario está cortado por la percepción de su audiencia y a la par quiere mantener su coherencia en diferentes contextos sociales. La injerencia que esto supone se produce porque normalmente nos presentamos de manera diferente a nuestro público dependiendo del contexto en el que nos desenvolvemos.
El usuario está cortado por la percepción de su audiencia y por mantener su coherencia en diferentes contextos sociales. Clic para tuitear
Por eso tendemos a proporcionar información unificada y que nos parece apropiada para todos los miembros del grupo, independientemente de la parcela que ocupen en nuestra vida. Este fenómeno es conocido como “enfoque del menor denominador común”.
La segunda y no menos importante pata que genera este tema es el nivel de privacidad. Si lo que compartamos puede trascender a más allá de nuestros amigos o el temor a ser juzgado por la cantidad de “me gusta”. Por eso los settings de Facebook son su mayor baza para frenar este tipo de autocensura.