Las redes sociales son actualmente protagonistas en la comunicación. Tenemos la necesidad de informar y ser informados a la vez que interactuamos con otras personas. Pero, ¿qué ocurre con los datos de los usuarios de redes sociales? ¿Desaparece toda la información cuando dan de baja su perfil?
El siguiente artículo trata sobre la privacidad y protección de datos en las redes sociales:
Los servicios de redes sociales tienen hoy un valor y relevancia social indiscutibles. Nos encontramos ante una herramienta de comunicación, de relación entre personas y de transmisión de la información entre las mismas que está modificando nuestra forma de relacionarnos. En este nuevo contexto digital, la información y los datos personales constituyen la pieza clave sobre la que pivotan las redes sociales y son, en consecuencia, una de sus principales fuentes de interés. Cuando un usuario se registra en una red social, suscribe con ésta un acuerdo cuyo objeto incluye sus datos e información personal. Es decir, aunque el servicio que recibe es gratuito (no hay que pagar por darse de alta o crearse un perfil en una red social) la contraprestación a este servicio es, precisamente, la privacidad del usuario.
Las redes sociales debemos asumir un compromiso a favor de los derechos fundamentales, incluida la protección de datos, y adoptar medidas concretas para garantizar la protección de los derechos de la personalidad de nuestros usuarios. En un mundo donde prima la libertad individual, hemos de abogar por una libertad dentro de los límites que marca el respeto al derecho de la privacidad en sus diferentes vertientes: el derecho al honor, los derechos a la intimidad personal y familiar, el derecho a la propia imagen y el derecho a la protección de datos de carácter personal, todos ellos independientes y acumulables entre sí.
Son muchos más los beneficios, ventajas y oportunidades que ofrecen las redes sociales, que los problemas y riesgos que generan. Pero también es cierto que están cambiando la forma en la que interactúan las personas y poniendo en evidencia la necesidad de prestar mayor atención a los riesgos a los que están expuestos los usuarios.
La privacidad se ha convertido ya en el centro del debate público, lo que demuestra que se trata de un tema que preocupa y del que los usuarios son cada vez más conscientes. Así pues, hoy más que nunca, resulta de especial importancia fortalecer y fomentar la “cultura de la protección de datos” a través de la educación, la formación y la concienciación.
En las redes sociales, la clave está en el poder de disposición de los datos personales. Es decir, en que los usuarios de estas plataformas no pierdan el control sobre la información que les concierne y que tengan a su alcance medios y medidas que les permitan garantizar dicho control. Cada persona debe decidir y controlar quién, cuándo y durante cuánto tiempo están disponibles sus datos en una red social. Por ejemplo- es técnicamente posible y en Tuenti ya se aplica-, se pueden activar por defecto a los menores las opciones de privacidad más restrictivas. Los datos y contenidos de los usuarios no se indexan en buscadores y sólo permitimos perfiles reales.
Pero es necesario mencionar el actual y trascendental – por necesario- proceso de revisión de la legislación comunitaria de protección de datos, motivado, entre otras razones, por el cambio de realidad que las redes sociales han provocado en las relaciones entre los responsables del tratamiento de los datos y los interesados o titulares de los mismos, que se basa en cuatro pilares fundamentales:
En primer lugar, el derecho al olvido, entendido como el derecho de los usuarios a que los responsables de las redes sociales borren todos sus datos personales cuando se den de baja en el servicio. Después, la transparencia y la información en el momento de la recogida de los datos. En tercer lugar, la privacidad por defecto, de forma que los datos de los usuarios no puedan tratarse para otros fines que los informativos en el momento de la recogida, salvo si estos han dado su consentimiento expreso. Y, por último, la aplicación de la normativa europea de protección de datos a todas aquellas empresas situadas fuera de la UE que procesan datos de ciudadanos comunitarios.
La realidad va a seguir planteando retos y situaciones para las que será necesario buscar soluciones jurídicas y técnicas capaces de generar confianza. Por eso, los juristas debemos estar en constante diálogo con los técnicos y debemos asumir el compromiso de enfrentarnos a los nuevos retos que plantean las comunidades online.
Director Jurídico y de Privacidad de Tuenti
Diario Expansión – 15 de Noviembre de 2011