Las mascotas piedra: cuando el sentido del humor es el mejor argumento de venta

mascotas piedra
  • En 1975, un producto aparentemente absurdo se convirtió en súper ventas en Estados Unidos: una simple piedra dentro de una caja.


  • Las mascotas piedra son uno de los mejores ejemplos de que aunar creatividad y sentido del humor puede dar muy buen resultado de ventas.

A veces, las claves de una buena idea se asoman en una simple conversación con nuestras amistades. El mejor brainstorming es aquel en el que compartimos bromas y quejas con nuestros seres queridos entre cervezas, tilas o mirindas. En esas charlas está la esencia de lo que de verdad interesa al ser humano. Si somos capaces de adaptarlas y, además, conseguimos pasaras por el filtro de nuestro sentido del humor, puede que consigamos conceptualizar un producto que nos haga millonarios. Fue precisamente así como nacieron las pet rock o mascotas piedra, uno de los artículos más exitosos y sorprendentes de mediados los años setenta.

Pongámonos en situación: Un ejecutivo publicitario norteamericano, Gary Dahl, toma unas cervezas con un grupo de amigos en un pueblo del norte de California. Nada extraño hay en ese encuentro. Dahl y sus amigos charlan sobre su vida, el día a día, sus familias, anhelos y frustraciones. En un giro del coloquio, la conversación se centra en las mascotas y los gastos extra que suponen su alimentación y el veterinario, también sobre el tiempo que les ocupa pasear con ellas cada día.

Pronto saltaron las bromas y, entre risas, Dahl describió cómo serían las mascotas ideales: tranquilas, que no necesitaran cuidados constantes, que no exigieran ser alimentadas y, por supuesto, que no nos destrozaran el corazón cuando enfermaran o muriesen. Observando alrededor encontró las mejores y más sosegadas acompañantes: las piedras. Acababa de nacer una idea de negocio absurda, pero que, desarrollada con creatividad y sentido del humor, iba a dar origen a algo muy real: las mascotas piedra.

¿Absurdo? Quizá no tanto. Esa chanza fue tomando cuerpo en la mente creativa de Dahl. ¿Se podría comercializar con éxito ese artículo tan estrambótico? ¿Unas mascotas piedra? Entendió que una broma puede ser el mejor regalo para un ser querido. No hay mejor presente que una risa inesperada. Así que, ni corto ni perezoso, Dahl comenzó a diseñar su producto.

La creatividad: el soplo que dio vida a las mascotas piedra

Para conseguir lo principal, las mascotas piedra, no había mucho problema. El mundo está lleno de piedras. Pero había que sacar la varita mágica y convertir esas pequeñas rocas en mascotas; había que darles vida. Claro, si el objetivo del producto es que sirvieran de regalo, había que ofrecer un empaquetado. Y las cajas iban a ser, además, la primera fórmula para dotar de esa ilusión de vida a las mascotas piedra. ¿Cómo? Haciendo agujeros en esas cajas de cartón en cuyo interior iban las pet rock. ¿Por qué? Es evidente: si las mascotas piedra eran seres vivos necesitaban ventilación en la caja para poder respirar.

Pero había que dar algo más. Un plus humorístico que espoleara el boca a boca, que hiciera soltar varias carcajadas a quienes recibieran el regalo. No podemos olvidar que, sobre todo cuando hablamos de artículos de regalo o de precio reducido, la risa es uno de los mejores estímulos de compra.

Y eso Dahl sabía hacerlo a la perfección. El imaginativo ejecutivo publicitario decidió incluir un manual de instrucciones sobre las mascotas piedra. Claro, nadie antes había tenido una piedra como acompañante. Había que explicar cómo convertirla realmente en mascota. El manual era un descacharrante conjunto de bromas, dobles sentidos e ironías sobre el cuidado de las mascotas tradicionales.

Por ejemplo, explicaba que para ciertas órdenes como “¡ataca!” o “¡rueda!”, las mascotas piedra necesitaban un poco de ayuda del entrenador. Sin embargo, si quería enseñarle a estarse quieta o sentada, no se exigía ninguna intervención humana.

Esta broma se convirtió en uno de los regalos estrellas de la Navidad de 1975. Gary Dahl vendió más de un millón y medio de mascotas piedra ese año. Fue un artículo con un éxito breve, pero ese nivel de ventas hizo que su cuenta corriente aumentara de modo sobresaliente.

El sentido del humor y la creatividad habían convertido una idea absurda en un negocio millonario. La risa nos hace cómplices, nos acerca a los demás. Tener la capacidad de vender risa es un paso de gigante hacia el éxito.