La paciencia, o cómo usarla de herramienta para nuestros objetivos

Antonio Crespo Martín de Vidales, expone en este Punto de Vista su personal análisis de la situación actual y propone aplicar la paciencia a todas nuestras acciones como el camino a seguir más acertado. “Si algo nos ha de servir la maldita crisis es a tener templanza, disciplina mental, nervios de acero, voluntad y adaptación”.

Para todo aquél que me quisiera escuchar hace ya un lustro, pronosticaba que la crisis en al que entrábamos – tanto en España como en Europa – por aquella época tendría una duración no menos a diez años. No es porque yo estuviera en el secreto de los laberintos de la economía, tampoco porque tuviera una información privilegiada de los “santones” o gurús de las finanzas internacionales, era una realidad palpable que el modelo de dinero barato no podía durar por mas tiempo. Éste modelo es el causante de la aparición de burbujas tan dañinas como la del ladrillo, no sin olvidar que ya antes hubo otras que se llevaron los ahorros de muchos depositantes bancarios. El problema del ladrillo es que no solo pierdes el dinero, la casa va detrás…..

Ahora, “cuesta abajo en la rodada” como cantaba el gran Carlos Gardel, con los datos que no solo tenemos sino que se diría nos aplastan sin dejar que levantemos cabeza, me atrevo a pronosticar que si bien faltan 5 años para sanear balances, reducir déficit público, crear empelo, en definitiva volver a conectar los vectores del crecimiento, quedarían otros 5 años para volver a crear la suficiente riqueza en el PIB del conjunto de la eurozona para volver a las cifras que conocimos antes de la crisis en términos comparativos.

Naturalmente no cuento con los que desgraciadamente se van a quedar por el camino, no porque no me importen, todo lo contrario, no descarto que yo pudiera ser uno de ellos, me estoy refiriendo a los que “lleguen” a la otra orilla, a los sobrevivientes, de ahí el título del presente comentario.

Paciencia y tenacidad

Propongo una buena dosis de paciencia y tenacidad, propongo que no nos dejemos abatir por el desánimo pero que tengamos muy presente que estamos en medio de una travesía muy dura, como no se conocía desde la crisis del 1929.

Si se acepta la tesis que planteo, la problemática del día a día se enfoca de manera más objetiva; me explicaré: apliquemos la paciencia a nuestras acciones.

Descartemos la ansiedad por cerrar ventas, seamos conscientes que los demás sufren la misma crisis y que sus decisiones dependen y son afectadas por las mismas condiciones que las nuestras….si algo nos ha de servir la maldita crisis es a tener templanza, disciplina mental , nervios de acero, voluntad y adaptación. Estoy firmemente convencido que nada va a ser igual a lo conocido, nuestros nietos vivirán en un mundo distinto al que hemos vivido…mejor, peor…?? De nosotros depende.

Antonio Crespo Martín de Vidales