La gestión de lobbies

El lobismo sigue moviéndose en un terreno “alegal” y oscuro en España. Pese a que en otros países es ampliamente reconocido, aquí sigue reinando la opacidad y los políticos no se animan a legalizar una actividad clave para defender los intereses de las empresas.

A pesar de no existir todavía una legislación específica sobre el sector, organizaciones como APRI han creado códigos de conducta que sus afilados debe firmar y cumplir. Un primer paso hacia una futura normalización del lobby:

1. Información honesta. “Implica ser transparentes con nuestros clientes, y sinceros frente a autoridades públicas y organizaciones externas. Nunca hay que perder de vista la ética en nuestro desempeño profesional”. Catherine Stewart, Interel. 2. Respeto a las leyes. “Siempre debemos seguir unos códigos de conducta marcados por nuestra deontología profesional además de la ética personal. Estoy a favor de la máxima transparencia en todos los casos”. Irene Tato, Salud y comunicación.

3. No mentir. “Si la información es la materia prima del trabajo del lobista, la confianza es su principal herramienta. La mentira puede traducirse en éxitos profesionales temporales pero es siempre la tumba a largo plazo”. Rafa Rubio, Dog Comunicación.

4. Revelar el nombre de las entidades a las que representan. “Ser transparentes. Esa es la máxima de nuestro trabajo. Muchas veces es lo que les falta a algunos think tanks y ONGs, que no sabes qué intereses estás defendiendo”. Fernando Golmayo – APRI.

5. Declarar los objetivos que pretenden conseguir. “Es la base sobre la que dar mayor seriedad, ética y formalidad a la actividad del lobby. Seguir una metodología y una ética intachables condice al éxito de nuestra profesión”. Carlos Sandoval, Congressum.

6. Ser objetivos. “Es un concepto clave en nuestro trabajo diario. Impacta directamente en nuestra credibilidad y en los intereses de nuestros clientes. Implica aportar siempre información contrastada y veraz”. Esther Martiv-Ortega, Inforpress.

7. Respesto a la confidencia de sus fuentes. “Significa entender cómo funciona el sistema, cómo se toman las decisiones y quiénes las toman. La transparencia en el lobby es fundamental para su reconocimiento profesional”. Sebastián Mariz, EPPA.

8. No presionar de forma deshonrosa a políticos ni funcionarios. “No hay que ejercer el lobby más allá de la ley, sino utilizando las herramientas que pone en nuestras manos la democracia para expresar nuestra opinión”. Marco Zedda. Reti.

Fuente: Revista Capital