El Yin y el Yang de las estadísticas

Este miércoles el INE daba a conocer los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares de 2014. Son la imagen más fiable para conocer la evolución del consumo de los hogares ya que analiza las respuestas de 24.000 personas. Pero, ¿deberíamos relativizar los datos que publica el INE?

Del mismo modo que el informe del INE es interpretado por cada medio de comunicación, lo que implica que, para estar bien informado, haya que consultar varios de ellos, podemos poner bajo el punto de mira los resultados extraídos de las encuestas, y que han sido obtenidos de personas, por personas.

A Winston Churchill se le atribuye una cita significativa: “Sólo me creo las estadísticas que yo, personalmente, he manipulado (I only believe in statistics that I doctored myself)”. Una cita que señala sin tapujos la peculiaridad de las estadísticas. Y es que resulta muy fácil manipularlas. Al hilo de esto, del mismo modo que al periodista no se le presupone un grado de objetividad supremo aunque así pretenda realizar su trabajo, la producción de estadísticas es una tentadora oportunidad para introducir sesgos personales.

Los informes estadísticos tienen una apariencia de exactitud, transparencia, simplicidad, veracidad, etc. Unos valores que no se suelen poner en duda a pesar de lo secreto del proceso por el que se obtienen los datos estadísticos finales, una actividad reservada a unos pocos.