El perfil del gestor de comunidades

En estos últimos tiempos lleva debatiéndose en la red, y fuera de ella, cuál es el perfil profesional de un community manager. Antes que nada, abogo por españolizar el término, no porque no estemos habituados a manejarla, sino porque habiendo una traducción satisfactoria, me quedo con ella. Así pues, hablaré del gestor de comunidades.

Muchos gestores de comunidades un día se levantaron de la cama y supieron que a partir de ese momento se llamarían “community manager”. Con esto quiero decir que el surgimiento de esta labor ha sido tan progresivo que sólo el empleo del término logró darle entidad. Y es que, hasta que una cosa no tiene nombre, no existe, en cierto modo…

Hay varios enfoques sobre cual es su perfil. Una tendencia lo identifica con un puesto de un nivel más bien bajo, una especie de “animador” de foros o una persona que se pasa alguna que otra hora pegado a la pantalla y que entiende de estas cosas. Este punto de vista resta importancia a algo que es indiscutible y es que la red es cada vez un punto de contacto más importante. Por lo tanto, es algo que requiere el interés y la atención de una persona más experimentada o, al menos, con un mínimo de experiencia, conocimientos y temple. Conocer bien la empresa, bien o servicio que debes defender es imprescindible para ser más efectivo en tu trabajo y afrontarlo desde la mejor situación.

Otros piensan que gestor de comunidades se debe preparar gestionando comunidades, de manera que el paso por la gestión de uno o varios blogs o algún que otro portal les haya dado la oportunidad de experimentar por si mismos los desafíos o problemas que surgen en el día a día y en la toma de decisiones. Sin duda, echarse al monte es imprescindible porque es del único modo en que se aprenden muchas cosas que no siempre se pueden explicar.

La tercera visión del asunto plantea la necesidad de una formación específica que sirva de garantía y certificación académicas. En este sentido, soy de los que piensa que todo lo que se aprenda será de utilidad, pero a un servidor le da una cierta sensación de celo profesional exacerbado y recelo de aquellos que quieren ponerse la bandera de salvadores de la causa. Por otro lado, y en su descargo, ante lo visto en otras “profesiones”, como los periodistas, puede que sea la única manera de hacerse respetar. AERCO se ha erigido a menudo como certificadora de dichos programas y pretende asumir un papel regulador, aunque no es la única.

Y vosotros qué pensáis ¿Cuál debe ser el perfil ideal o deseable en un gestor de comunidades? Como punto de partida yo diría que saber un poco de todo. ¿Se os ocurre algo más?

 

Pablo Vargas

Gestor de comunidades