A la hora de realizar un evento debemos tener muy presente una serie de variables que nos permitirán anticiparnos a las complejidades de realizar un evento de éxito. Para que nuestros eventos no dejen un mal sabor de boca, te recomendamos poner atención a los siguientes aspectos con los que podrás dar una respuesta satisfactoria a las complicaciones más comunes que generan que un acto no esté a la altura.
Cuidar la imagen del directivo. La primera impresión es la que cuenta, y el directivo es el verdadero representante de la empresa. Esto incluye desde su forma de vestir hasta sus gestos o su actitud: todos los factores que hacen que una persona sea más o menos agradable y transmite sus valores a la empresa.
Potenciar a la empresa organizadora. Del primer al último empleado traslada la imagen de empresa. Desde el primer trabajador al último influyen en la percepción y fundamentos de la empresa, por lo que realizar bien su trabajo y atender con la profesionalidad correspondiente es un factor importante para potenciar la imagen de la empresa.
Generar relaciones sociales profesionales. Los directivos, deben saber relacionarse con sus públicos, sus stakeholders. Es importante dedicarle tiempo a este aspecto si es necesario. Podríamos decir que el que sabe o hace algo y no lo cuenta es como si no lo supiera o no lo hiciera.
Establecer el funcionamiento protocolario. Las normas protocolarias de la empresa deben basarse en la imagen, proyección, comunicación, rentabilidad y prestigio de la compañía a través de un manual o norma de protocolo.
Dotar de trascendencia al acto. Todo el sistema protocolario de las empresas debe estar basado conforme al marco de la política general de comunicación y marketing de la empresa, siendo afín a esta.
Definir claramente los mensajes. Es imprescindible cuando se planifica un evento concretar aquellos puntos que queremos transmitir. La disposición de las mesas y otros elementos pueden reforzar este planteamiento.
Utilizar escenarios sencillos. Es recomendable no recargar el ambiente, para que toda la atención del auditorio recaiga en lo importante: el mensaje.
Cuidar la identidad corporativa. La propia identidad de la marca debe estar presente siempre de algún modo, no debe quedar en último término, independientemente del asunto que ya haya sido el origen del evento.
Realizar actos breves pero con contenido. Es primordial tratar de no aburrir a los invitados a la par que lograr transmitir un mensaje y que se considere que ha merecido la pena asistir al acto.
Desarrollar discursos breves llenos de significado. Solo hay algo peor que un discurso demasiado largo, que sea leído por el directivo de turno. Es conveniente hacerlo lo más breves posible y potenciar el mensaje audiovisual.