FLORENCIA CIGANDA.- Angel Bonet siempre ha estado muy ligado al mundo de la Inteligencia Artificial, aunque su trayectoria profesional comenzó en el sector de la consultoría. “Fundé una consultora que se llama Demonwest especializada en temas de Inteligencia Comercial y de Marketing. Éramos matemáticos y consultores que introducíamos tecnología en el proceso de toma de decisiones”. Esa compañía fue vendida a Deloitte y desde 2011 ocupa el puesto de Director Comercial y de Marketing en Indra. En paralelo, hace diez años fundó una organización orientada a apoyar económica e intelectualmente a la creación de compañías de impacto social. “Se trata de empresas normales que además de una cuenta de resultados financiera tienen una cuenta de resultados social, un impacto en la sociedad relevante”, explica Bonet.
Inteligencia Artificial en el Marketing y las Ventas
“El principal tsunami que va a afectar al Marketing en cuanto a Inteligencia Artifical está en la Publicidad”. El experto asegura que el Marketing de hoy en día está muy basado en las marcas. “Nosotros lanzamos un producto, creamos una marca y la posicionamos. Con el Marketing mix lo que hacemos es jugar con las cuatro pes del Marketing. Un buen producto, un buen posicionamiento, un buen precio, un buen canal y una buena promoción. Con la Inteligencia Artificial una de ellas desaparece, la promoción, y por ello la marca se vuelve cada vez más irrelevante”. Explica como en pocos años tendremos asistentes robóticos a quienes les pediremos lo que necesitemos. “Es muy difícil que nuestra demanda sea una marca concreta, lo que vas a pedir es una necesidad. Por ejemplo necesito macarrones, necesito un sofá”, apunta. A partir de esa demanda el robot, o el sistema de Inteligencia Artificial, buscará en el mundo digital aquellos productos o servicios que mejor se adapte a tus necesidades, con la mejor relación calidad-precio. “En este tipo de compra la clave son los atributos y que estén bien posicionados en el mundo digital. El consumidor no va a ver la publicidad, o no va a estar impactado por ella”, indica el experto. Augura que las empresas que no incorporen en su ADN el mundo digital y sigan pensando en los términos clásicos del marketing Mix se quedarán fuera de esta revolución.
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Inteligencia Artificial, digitalización y empresas
Ángel Bonet habla de la Inteligencia Artificial, al igual que de la robotización, como un impulso que dota de eficiencia distintos procesos. Aclara que en muchos casos significa sustituir procesos que hasta ahora se hacían de forma manual por procesos semiautomáticos. “Estamos dotando de mucha más inteligencia autónoma a las compañías eso las va a otorgar rapidez, flexibilidad, eficiencia y quien lo haga bien seguramente ofrecerá un servicio más a medida al consumidor”, señala.
En cuanto a la digitalización en las PYMES afirma que son este tipo de compañías, al igual que los autónomos, quienes realmente pueden obtener un beneficio disruptivo. “Evidentemente una gran compañía tiene recursos con lo cual siempre puede tener más acceso al talento, a asesores, a consultores, o a tecnología. Una PYME no, con las nuevas tecnologías se abre un mundo que les permite llegar al cliente de una manera muy barata. Un ejemplo son los canales digitales, con los que comunicarse, publicitar y promocionara sus productos. Se abre un mundo maravilloso para un colectivo que hasta ahora luchaba con unas armas menos potentes”. Sin duda la ventaja que más destaca es el acceso global, el hecho de que una pequeña empresa pueda nacer con la vocación de vender en todo el mundo.
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Robótica y mercado laboral
Bonet destaca que en las próximas décadas el 47,5% de los empleos serán robotizables. “Hay muchísimas tareas que por la sofisticación de la robotización y sobre todo de la Inteligencia Artificial van a poder hacerse por máquinas, desde labores manuales y mecánicas hasta algunas realizadas por abogados o médicos”. A partir de aquí expone la existencia de dos corrientes de pensamiento. La más optimista defiende que por esas tareas en la que se va a sustituir al ser humano se van a crear nuevos oficios alrededor de las necesidades tecnológicas. La otra habla de unos años tensos, pero productivos. “Vamos a vivir una década y media donde esa robotización va a quitar puestos de trabajo, eso va a generar tensión social. Hay que pensar formas de compensarlo, para que, sin que aumente exponencialmente el paro, haya un equilibro de rentas”. Añade que “a medio largo plazo esos beneficios son para el ser humano, conseguiremos tener compañías mejores, gente mejor preparada trabajando en mejores puestos de trabajo, pero no cabe duda que un corto medio plazo va a generar tirantez”.
Impresión 3D en nuestra vida cotidiana
A las impresoras 3D abogaría por cambiarle el nombre, propone llamarlas “mini fábrica portátil”, en su opinión las describe mejor. “Ese nombre lo puso un ingeniero, pero no es una impresora, es una minifábrica. Si tuvieramos una minifábrica en nuestra casa para elaborar lo que queramos lo que sucedería es que dejaríamos de ir tiendas. Haríamos nuestras cosas a medida de forma más rápida y eficiente”. El gran impacto que destaca de las impresoras 3D es en cadena de valor, en la gente y las compañías que están dentro de ese proceso. Eliminarían todo el sistema, desde que alguien piensa un producto hasta que se lleva a un punto de venta. “Es una pequeña revolución que está mucho más cerca de lo que pensamos porque la tecnología ya existe, ya funciona y no es excesivamente cara”.
La empresa del siglo XXI
“La compañía del siglo XXI, la que vamos a empezar a ver ya no es solo una compañía 100% digital, sino que además son empresas que tienen que estar orientadas a la sociedad, que tengan una doble contabilidad, un impacto en la sociedad”. Como ejemplo pone a la americana Toms, una empresa de zapatillas que por cada para que vende, ofrece otro a un niño que no puede comprarlas. Pone en el foco en España, donde desataca a La Fageda, una fábrica de yogures donde todo su personal tiene discapacidad intelectual y que le está haciendo la competencia a Danone en Cataluña.
La empresa del siglo XXI ya no es solo una compañía 100% digital, sino que además tiene que estar orientada a la sociedad, deben tener una doble contabilidad, un impacto social Clic para tuitear
El tsunami tecnológico
Así se titula su último libro, no lo define como una guía técnica, sino como un manual para un padre que esté inquieto en la educación de sus hijos, o para un autónomo que está inquieto por la revolución digital. “Tengo la suerte o la virtud de estar muy conectado con los nuevos inversores a nivel global y con las fuentes de investigación y eso me brinda mucha información sobre lo que va a ocurrir en los próximos años. Lo que he hecho es ponerla a disposición de la sociedad para que entienda de una forma muy sencilla que cosas van a ocurrir y como les pueden ayudar”. Su libro es solidario y todos los rendimientos están donados a la fundación Irene Villa, con la que apoya proyectos de discapacidad y tecnología . “En concreto va destinado a ayúdame en 3D, un proyecto de una startup española que lo que hace es construir prótesis de brazos y manos en 3D para gente que no tiene recursos”, cuenta.