Lamentablemente y aunque no queramos limpiar, toca retirada. Esos gadgets amados desde que fuimos firstly adopters – o no tan firstly – esos artilugios que nos parecían el no-va-más cuando aparecieron, y parecieron resolver problemas que no eramos conscientes de tenerlos – hasta que uno más aparatoso que nosotros nos contagiaba vértigo – esos juguetes con los que nos las prometíamos más rápidos, más eficaces, más digitales y más estúpidamente tecno-dependientes. Todo eso muere, no se sabe cuándo, pero zas, kaput, rip.
Si uno echa un vistazo a la lista, de algunos puede vanagloriarse al profetizar defunciones sin remedio – pero los compraba y a sus precios más altos – de otros, como que le resbalan – que todo estaba copiado y en el saco – y hay un resto que primero oh, sorpresa, después un “noooo puede ser”, y finalmente un cagarse en los muertos de ese vendedor que no entiende de vista en prospectiva, pero si tuvo perspectiva a la vista.
Todo era tan tecnológicamente maravilloso que en la mente se nos colocó el letrero “insuperable”, pero no como idea efímera, sino a modo de bajorrelieve. Y nos está bien empleado el hechizo porque no escarmentamos, y es vernos con dinerito, ver al de al lado que él sí, y llega el “yo también” sino el “yo más”. Que siempre nos asalta.
Hemos hecho varias colecciones cinéfilas ya por tri o cuadriplicado. Hemos aprendido a plantar nuestros dedos en minúsculas teclas y a atisvar windows canijos. Se nos aceleraron presbicias cuando tocó cambiar papel por cosas que parecían de todo menos libros. Y aunque nos resistíamos a ver pixelados vídeos iphoneados, monstruosidades como you tube nos han quitado los arrebatos cineastas más puristas. Porque ahora está en esa nube que nadie ve, pero a la que todos llueve.
Mi casa, un desierto si hiciera caso y a pies puntillas a ese marketing techie-armagedónico que primero nos envuelve, después nos sablea y termina por llamarnos estúpidos shopaholics. Y en un ciclo sin fin, que para eso se ha hecho.
Pero llegará el día en que la vuelta a lo retro no solo funcione en la moda, y entonces, solo entonces, puede que muchos rezagados, de repente, de lo más trendy.
Pablo Martín Antoranz
Mi perfil en LinkedIn
http://es.linkedin.com/in/pablomartinantoranz