La novedad de esta semana en cuanto a telefonía viene de la mano de Nokia. La compañía quiere vender Vertu, su filial fabricante de teléfonos de lujo. Pero, ¿se trata de una venta más? La iniciativa de vender esta filial cuyos ingresos están entre 200 y 300 millones de euros anuales puede corresponder a una estrategia comercial o a la reestructuración que ya anunció Stephen Elop, el consejero delegado de Nokia.
Otra de las causas puede ser que el acuerdo con Microsoft para el uso de su software no se ha extendido a los teléfonos de Vertu y los deja fuera del acuerdo. La duda es qué fue primero, si dejar fuera a Vertu o querer venderla. ¿Por qué abandonar ahora un sector que mueve tantos millones de euros? ¿Qué estrategia hay detrás de esta venta?
Los teléfonos actuales, llamémoslos inteligentes, han ganado en calidad y diseño llegando a superar a los teléfonos de alta gama que ahora ya parecen prescindibles. Ganar en competitividad y acercarse a su máximo rival, Apple, puede ser la verdadera razón de la venta, pero dejar de lado los mercados a los que Vertu abastece (situados principalmente en Rusia, Asia y Oriente Próximo) puede que no sea la mejor idea.