Esta pasada noche se ha celebrado la Superbowl en Nueva York, la final de fútbol americano en la que se enfrentan los dos mejores equipos de la temporada. Más allá de su importancia deportiva, el evento es el más relevante de los que se celebran anualmente a nivel de impacto publicitario y comercial. En este partido gane quien gane, siempre gana el Marketing.
La transmisión de este partido es la gran plataforma televisiva para la publicidad mundial, porque se estima que 170 millones de personas vieron el espectáculo sólo Estados Unidos, lo que significa una audiencia masiva única a al que impactar de manera lo más creativa posible ya que la competencia es apabullante.
La televisión sabe que esta audiencia ávida de imágenes televisivas vale mucho dinero y los anunciantes no pierden la ocasión para llegar de la forma más agresiva, cómica o impresionante a la audiencia. Sólo 30 segundos de publicidad valen 4 millones de dólares y las compañías emplean todo su ingenio y creatividad para destacar en estos espacios pagados a precio de oro, que se han convertido en un espectáculo en sí.
Al otro lado del charco sí que parece que saben hace las cosas, ya que le marketing es el auténtico motor de todo lo que no ocurre fuera del terreno de juego. Times Square en Nueva York se convirtió también en otro epicentro de la celebración, algo que las marcas sabían perfectamente, al promocionar el espectáculo en la plaza y así crear un ecosistema altamente rentable para las empresas.
Nada se deja a la improvisación en esta cita en la que la publicidad, el deporte y el Marketing encuentran una perfecta simbiosis, en la que por cierto, ganaron los Seahawks de Seattle de forma abultada a los favoritos, los Broncos de Denver.
