Puede parecer una obviedad, pero la falta de confianza de los consumidores es uno de los mayores lastres para salir de la crisis. No queremos dilucidar aquí si fue primero el huevo o la gallina, la mala situación económica o la incertidumbre, lo que motiva el retraimiento del consumo. Nos limitamos a dar datos. El último Índice de Confianza del Consumidor, presentado ayer, cifra la confianza de los consumidores en mayo en 50,8 puntos (sobre 200), 5,9 puntos por debajo del dato de abril. Este descenso del ICC se produce por una menor valoración de la situación actual (-1,9) y, especialmente, por un empeoramiento de las expectativas (-9,8). En relación al mes de mayo de hace un año, el indicador se muestra prácticamente plano.
El objetivo del Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) es anticipar los comportamientos de consumo de los ciudadanos. Se realiza mediante preguntas sobre las percepciones de los consumidores tanto con relación a la evolución económica reciente (6 meses), como con respecto a su potencial evolución en el futuro inmediato (6 meses). El correspondiente a mayo acaba de publicarse y según sus conclusiones, el índice de valoración de la situación actual se sitúa en 35,8 puntos, con un descenso de 1,9 puntos en relación al obtenido el pasado mes de abril. Esta evolución negativa del indicador se debe a la peor valoración de la situación económica general, que desciende 4 puntos, y en las posibilidades del mercado de trabajo, que retroceden 3,1 puntos. Por el contrario, la valoración de los hogares sube 1,5 puntos y alcanza el punto más alto de los últimos catorce meses. En relación a los datos de mayo de 2012, la evolución es positiva, se puntúa mejor la situación económica del país, las opciones que ofrece el mercado de trabajo y la situación en los hogares que hace un año.
El índice de expectativas alcanza en mayo los 65,8 puntos, un descenso de casi 10 puntos respecto a abril. Esta evolución negativa afecta a todos sus componentes y con una intensidad muy similar. En comparación con el mismo mes del año anterior, las perspectivas también han empeorado. Respecto a la evolución trimestral de las expectativas en relación a los precios, tipos de interés, las posibilidades de ahorro de los hogares y la compra de bienes duraderos se ha producido un descenso en las expectativas de ahorro y las posibilidades de consumo de bienes duraderos respecto al mes de abril, al mismo tiempo que crecen los temores a un repunte en los precios y se mantiene la confianza en la moderación de los tipos de interés.
Ejemplo de estas puntuaciones es que solo tres de cada 10 entrevistados prevén comprarse un coche en los próximos seis meses; el 51% considera que la situación económica de su hogar es peor que hace seis meses; para el 78’9% la situación de la economía española es peor que hace medio año; el 59’5% creen que dicha situación será aún peor dentro de seis meses; o para el 56,4% las posibilidades de encontrar un trabajo dentro de seis meses serán más duras que en la actualidad.
En definitiva, una confianza actual y una confianza de cara al futuro muy bajas y con perspectivas que han disminuido respecto al mes anterior. Clara consecuencia de una situación que parece no tener fin y todo un lastre para la recuperación económica y del empleo. ¿Podrán ser las cifras de empleo publicadas hoy un clavo ardiendo al que agarrarnos para que empiece a repuntar la confianza?