MERCEDES MARCOS- Decía el poeta Paul Claudel que “una flor es breve, pero la alegría que regala en un minuto es una de esas cosas que no tienen un comienzo o un final”. De haberlo escuchado la Monroe, hubiera reprobado la lírica para decirle que ‘Diamons are a girl’s best friend’. Por eso, a Andrés Cester y su equipo de Colvin & Co se les ocurrió una idea de negocio que satisficiera con flores, tanto a rubias como a trovadores.

Queremos democratizar el acceso a las flores, hasta ahora considerado de lujo. Clic para tuitear
Mucha solidez y perspectivas de futuro debió proyectar el trío, para que hayan participado en esta ronda de financiación valedores como el fondo Samaipata Ventures (liderado por el fundador de La Nevera Roja) así como fondos internacionales y business angels como el fundador de Tuenti y actual presidente de Hawkers, Hugo Arévalo.
Y, ¿Por qué comprar en Colvin, es mejor que comprar en la floristería de mi barrio?. Andrés Cester lo resume en tres razones: “precio, diseño y durabilidad”.
“Lo que más nos importa es la experiencia del usuario, que la experiencia le impacte, y esto lo logramos ofreciéndole un diseño muy cuidado, con un coste ajustado -porque trabajamos directamente con los proveedores- lo que a su vez nos permite que nuestras flores duren el doble que las que normalmente se distribuyen”, comenta el CEO.
Lo que más nos importa es que la experiencia le impacte al usuario, por el diseño y coste ajustado. Clic para tuitear
De hecho, las flores de Colvin proceden fundamentalmente de Cataluña -sede de origen del negocio-, Holanda y Latinoamérica, y se distribuyen por toda España.

Sus clientes tipo, explica Cester, suelen ser mujeres de entre 25 y 35 años, que viven en áreas urbanas y están interesadas en la moda y el lifestyle. Probablemente por eso Instagram fue su principal medio para darse a conocer en redes sociales, cuando proyectaron el lanzamiento.
El modelo de los chicos de Colvin pretende incrementar ampliamente la recurrencia de compra de flores, objetivo que ya están logrando, además de desarraigar el producto de su sesgo de lujo.
En la actualidad, estos tres casi púberes empresarios, que hace poco más de un año trabajaban en casa de la madre de Andrés, cuentan con 25 empleados y las perspectivas del negocio superan sus mejores pronósticos.

Están transformando el modelo de aprovisionamiento tradicional, apostando por la sostenibilidad. Clic para tuitear

