La burbuja del emprendimiento español

Sube el emprendimiento movido por la necesidad, y disminuyen las iniciativas relacionadas con la oportunidad. Es la principal conclusión de la nueva edición del Informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) España 2013, que presentaron recientemente el Centro Internacional Santander Emprendimiento, la Red Española de Equipos Regionales GEM, Banco Santander y la Fundación Rafael del Pino en la sede de esta última.

Elaborado con datos obtenidos a partir de encuestas a la población y a expertos, el informe recoge las principales características del proceso emprendedor español, e incluye como novedad dos monográficos que abordan las temáticas de mayor actualidad en lo que respecta al emprendimiento: la Ley de Emprendedores y la financiación del proceso emprendedor en España, además de proporcionar datos estadísticos acerca de toda la actividad vinculada al ecosistema emprendedor de nuestro país.

El principal índice analizado por el GEM es la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA, por sus siglas en inglés), ratio que mide las iniciativas emprendedoras con menos de 42 meses en el mercado sobre la población de entre 18 y 64 años. Este indicador disminuyó entre 2008 y 2010 y, tras un aumento en 2011, volvió a reducirse, siendo en 2013 de 5,2%. Estos valores hacen que España siga por debajo de la media europea y de la media de los países impulsados por la innovación, pero por encima de países como Francia, Bélgica y Alemania.

Mientras el peso de los emprendedores con proyectos nacientes (menos de tres meses) ha aumentado en los últimos cinco años, el de aquellos que han conseguido convertirlo en estable ha disminuido, lo que supone un descenso en la actividad emprendedora.

Es asimismo interesante observar su evolución desagregada por oportunidad y por necesidad. Si se tiene en cuenta el emprendimiento por oportunidad, se observa un descenso de 5,5 puntos porcentuales respecto al 2012 (de 72,3% a 66,8). Mientras, el emprendimiento por necesidad sufre un incremento de tres puntos (de 26% a 29%), situándose 11 puntos por encima de la media de los países impulsados por la innovación.

En lo que respecta a la edad, más del 35% del total de emprendedores en fase inicial tienen entre 35 y 44 años, y se muestran más propensos a emprender que los individuos de otros rangos de edad. Esto sugiere que, más allá del emprendimiento por necesidad, el español tiene experiencia antes de poner en marcha un negocio. Y, si bien la mayoría son hombres, la diferencia con las mujeres ha bajado.

Más de dos quintas partes de los emprendedores tienen algún tipo de formación superior, y cerca del 50%ha recibido formación específica para ello. Quizás debido a la falta de financiación externa, los adultos con mayor nivel de ingresos son los que se muestran más propensos a emprender.

Según los expertos, las principales facilidades han sido la innovación desde el consumidor y el acceso a infraestructuras y servicios. Como obstáculos, han destacado las políticas gubernamentales (trabas burocráticas e impuestos) y el acceso a financiación (complejo para las empresas de nueva creación). Además, la mitad de la población percibe que el miedo al fracaso no supone un obstáculo, y uno de cada tres conoce a un emprendedor que le puede servir de referencia.

Respecto a si es una buena opción profesional en España, más del 50% percibe el emprendimiento como buena alternativa laboral, y consideran que brinda un buen estatus social y económico.

El 50% de los emprendedores nacientes ha necesitado una inversión de al menos 19.480 euros, y hasta un 40% de los mismos ha aportado el 100% del capital. El porcentaje de financiación informal se sitúa alrededor del 3,2%.